Emburciadas

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miércoles, 16 de diciembre de 2015

CÓMO VIVIR EL SINOFÓS SIN PERDER LOS NERVIOS


En mi tierra, además de las clásicas etapas de la evolución humana, esto es, infancia, adolescencia, juventud, madurez y vejez, existe una más: la del  sinofós. Viene siendo una adaptación popular de lo que, traducido y bien escrito, sería si no fuera. Y se refiere a ese momento, un poco indefinido pero que suele situarse entre la madurez y la vejez, en que a la clásica pregunta de “¿Cómo estás?” uno contesta “bien, si no fuera por la espalda, que me tiene mártir; si no fuera por la pierna izquierda, que me duele un día sí y otro también; si no fuera por el reúma…”.

Bueno, pues yo he llegado a un punto en que podrían perfectamente nombrarme presidenta de honor del Club del  sinofós, ya ves. Es que llevo una temporadita que voy más al médico que a hacer la compra. Y mi botiquín empieza a parecer el baúl de la Piquer. Nada grave, ¿eh?, toquemos madera. Pero me he hecho –involuntariamente, por supuesto- con una colección de sinofoses que da miedo saludarme. Vamos, que si una mañana me despierto y no me duele nada ya me entra la duda de si me habré muerto sin enterarme. Hay días que me duelen cosas que ni sabía que tenía.

Empecé al final de verano con unas molestias de estómago que, sin ser muy grandes, incordiaban lo suyo. El médico temió que hubiera una bacteria. Y me hizo analizar todo lo que se puede sacar de un cuerpo humano para analizar. No había bacterias, menos mal. Y me recetó unos probióticos, o sea, como los yogures esos que están tan de moda, pero en pastillas. La leche. Que yo, que me lo leo todo, me leí el prospecto, y resulta que cada pastillita de esas contiene ¡450.000 millones de bacterias! ¡¡¡¡?????!!!!! A ver si yo lo entiendo: ¿que buscaban una bacteria como origen de mis problemas y, al no encontrarla, me meten miles de millones por vía oral? ¿Qué pasa? ¿Que nos pica que los análisis nos lleven la contraria? Estamos vendidos.

El caso es que mejoré bastante, misterios de la ciencia. Pero la cosa no queda ahí. Porque también sentía bastante cansancio y algo de desánimo. Así que el galeno, después de otra tanda de análisis para descartar temas mayores, me prescribió unas vitaminas buenísimas con magnesio, que se ve que es lo más, a cuatro pastillas diarias repartidas entre la mañana y la noche.

Y entonces vino la sinusitis. Sí, eso era nuevo. Otro médico. Antibiótico en dos tomas, lavado nasal con solución salina mañana y noche y pulverizador de cortisona para rematar.

En esas estábamos cuando, a mis ya casi permanentes dolores de espalda, se añadió un golpe accidental que me la acabó de estropear con uno nuevo que salía del pecho. Una costocondritis, me dijeron, después de la correspondiente radiografía, toma ya con el nombrecito. Que no me extraña que la carrera de Medicina dure tanto. Claro, tres años para inventarse los nombres más surrealistas posible y otros tres para aprendérselos. Con lo fácil que sería decir que hay una inflamación de la unión de las costillas con el esternón. Pues no; costocondritis, que asusta más. Y antiinflamatorios, a razón de una cada ocho horas.

Y, por si eso fuera poco, mi tiroides se puso juguetona. Después de cinco años sin síntomas, volvió el hipertiroidismo. Otra vez análisis. Que tienen más sangre mía en ese laboratorio que yo misma. Gragea betabloqueante con el desayuno y con la cena para frenar las taquicardias derivadas y otra antes de acostarme para regular las hormonas tiroideas. Y las consabidas revisiones para que la cosa no se desmadre.

Total, que mi rutina se ha convertido en una “toma de la pastilla” continua. Mis desayunos y mis cenas parecen uno de esos bufés libres de hotel, pero con miniaturitas. Una de probiótico, dos de vitaminas, una de antibiótico, una de antiinflamatorio, una de betabloqueante y una de regulador de la tiroides. Menudo plato combinado. Sin olvidar el protector de estómago en ayunas para que no reviente y los lavados nasales con los que empiezo y acabo el día. Y, en medio de cada jornada, fácil que caiga un ibuprofeno contra esos dolores de cabeza que ya forman parte de mí.

En la farmacia me hacen la ola cuando entro. Y para no perderme he tenido que hacer una agenda que me río yo de la de Obama, por ejemplo. Porque la cosa está en organizarse bien para no perder los nervios. Tranquilidad ante todo que, mientras la química ayude, todo va bien. Y, si no, mírame a mí. ¿Que cómo me encuentro? Estupendamente, si no fos…

martes, 1 de diciembre de 2015

EL BELÉN DE ARTUR MAS


Lo que son las cosas, mientras la alcaldesa de Barcelona no quiere celebrar la Navidad, su vecino de enfrente, en la Generalitat, está armando un belén que está causando asombro en el mundo mundial. Pero no asombro de “ooohhhhhh, qué maravilla”, sino asombro de “madre del amor hermoso”, perdónenme la Colau y todos los podemitas la religiosidad de la expresión.

Un belén en el que Artur Mas se empeña en ser el Niño Jesús, pero como nadie lo quiere –o sea, los de la CUP, que no son nadie pero mandan más que Herodes- pues va a acabar conformándose con ser la mula, el buey o el molinero, al tiempo. Aunque el papel que mejor está haciendo hasta ahora es el de caganer, porque mira que lleva tiempo cagándola el tipo.

Y es que el presidente catalán en funciones ya no sabe qué hacer para que no se le acabe la función. Dentro del jardín en el que se ha metido por la independencia esa que hace unos años le parecía un concepto anticuado y hasta oxidado, se está perdiendo ahora en un regateo que está siendo la envidia de los mejores mercadillos. “¡Cuatro presidentes, cuatro!” “¡Ni uno ni dos ni tres, cuatro ofrezco!”, gritaba el otro día vamos, vamos, que me los quitan de las manos. Y aún no se había puesto el sol cuando rebajó la oferta a un solo presidente pero con tres grandes áreas de Gobierno, tan mal le estaban yendo las ventas.

Y así lleva desde las elecciones, cambiando de propuestas como de camisa. Como si Catalunya fuera un tenderete de bragas a tres euros las-robamos-por-la-noche-las-vendemos-por-el-día-más-barato-que-en-la-mercería y él lo que es: un presidente de saldo. A ver cuál es el siguiente paso, miedito me da. Porque a mí, cuando veo que hay titulares nuevos sobre Catalunya, ya me pasa como cuando cojo una lata de espárragos y leo eso de “abrefácil”: me temo lo peor.

Eso sí, mientras los cuperos lo cosen a puñaladas, Arturito sigue lanzando sus dardos victimistas al Gobierno de España. Que pretende, hay que ver la desfachatez, que el Govern cumpla las leyes y que la pasta que le da la dedique a pagar a las farmacias, a la Sanidad y a los proveedores y no se la gaste en lo que a él le dé la gana, como, por poner un ejemplo, en costear la independencia que la mayoría de catalanes no quiere. Como para no cabrearse, oye.

Que, por cierto, ahora resulta que aquella resolución histórica que aprobó el Parlament para iniciar el proceso independentista era solo “una voluntad, aspiración o deseo” sin efectos, según rezan –perdónenme de nuevo los podemitas y demás progres de postal- las alegaciones que la Cámara catalana ha presentado al Tribunal Constitucional. ¡¡¡?????!!!!! ¿Qué pasa? ¿Nos estamos acojonando? Que tiene gracia, por otra parte, que los impulsores de esa resolución que negaba por escrito  la legitimidad y competencias del Alto Tribunal, acudan ahora a ellas para sus intereses. Cualquiera los entiende. Lo curioso es que aún haya quien los compre.

Lo que yo te diga, que Mas ha montado un belén en el que se está liando la marimorena y en el que hasta la estrella ha perdido el norte, confundida por una estelada que, por lo que se ve, solo era un deseo. Lo malo es que son los catalanes los que tienen que cantar los villancicos. Y ya me dirás,  entre las deudas, los hospitales cerrando, los servicios sociales en rojos, las farmacias sin cobrar, las empresas huyendo y los gobernantes hablando del sexo de los ángeles, como para tocar la zambomba.

Porque es a los catalanes a los que les cae encima la mierda de este caganer de pacotilla. Ya quisieran ellos que les cayera la basura espacial, como a los de Murcia.

viernes, 27 de noviembre de 2015

SOLSTICIOS Y ESTULTICIAS


 

Bueno, pues mientras apuramos el Black Friday este tendremos que ir pensando en prepararnos para celebrar el solsticio de invierno, como quiere la alcaldesa de Barcelona. ¿Solsticio? Estulticia, diría yo. O sea, necedad.

Mira que son modelnos los de las sucursales podemitas y mareantes, oye. Son lo más. Es que es alucinante la alergia que le tiene esa gente a las tradiciones y a todo lo que huela a religión. Y las tonterías que llegan a hacer para aparentar que son rompedores. Ellos son el cambio y tienen que demostrarlo. Y como lo que tendrían que cambiar de verdad solo son capaces de empeorarlo, pues se dedican a hacer lavados de imagen en “cosillas” que el respetable lleva haciendo, por ejemplo, dos mil años.

Así, la Colau cambia la Navidad por un solsticio y la Carmena por un carnaval o no sé qué leches, con ceremonias del kimono, cine coreano, gastronomía árabe, poesía serbia, castillos inflables y cuentos indios. Todo muy intercultural y multirracial, que es lo que manda la nueva religión de esta gente. Y, sobre todo, muy no-navideño, que ya se sabe que a la progresía cualquier cosa que huela lo más mínimo a incienso le da sarpullido. Aunque sea algo que le guste a la mayoría, que es otra cosa que también les suele dar alergia.

Eso sí, en las celebraciones organizadas por estas lumbreras de la política todo está barnizado con la conveniente pátina del buenismo. Qué gran cosa el buenismo. Consumo sostenible, compras responsables, juguetes no sexistas, pacifismo, igualdad, solidaridad y respeto, sobre todo mucho respeto. Que tiene gracia que aboguen por el respeto la alcaldesa que tiene de jefa de prensa a una tía que presumió de mear en la calle y la que tiene de portavoz a una que asaltó una iglesia.

Mira que yo no soy muy navideña. Que a mí, aunque al final disfruto las Fiestas, así de primeras la Navidad me estresa. Pero, la verdad, viendo todo esto, me está resurgiendo el espíritu navideño de tal manera que si por mí fuera ya habría montado en casa tres belenes y dos abetos con sus bolas y su espumillón. Y llevo varios días sin parar de cantar villancicos, fun, fun, fun. Hasta me están entrando ganas de mandar christmas a todo el mundo, no te digo más.

Es que no puedo con las moderneces, en serio. Como la del alcalde de A Coruña, otro de la misma casta. Que va a instaurar los bautizos civiles. Tío, que si quieres ser laico, no le llames bautizo, hombre. Que el bautismo es el primero de los sacramentos del cristianismo “con el cual se da el ser de gracia y el carácter cristiano”, según la Real Academia. Así que un bautizo no puede ser civil por muy moderno y antirreligioso que tú te empeñes en ser. Estulto, que eres un estulto. Si lo que quieres es montar una fiesta cada vez que alguien inscriba a su niño en el Registro Civil, pues móntala. O celebra un solsticio. O una estulticia, que ya no vendrá de aquí.

martes, 27 de octubre de 2015

A QUIÉN CARAJO LE IMPORTA


Pues nada, pues genial ¿no? Lo de Catalunya, digo. Que los de Junts pel Sí y la CUP han decidido declarar la independencia. Aún no tienen presidente, pero se ponen a hacer una república, mira. A quién carajo le importa quién gobierne aquello, ni cómo, si se puede tener una república. La cosa es separarse de España y luego campi qui pugui. O sea, el caos. Pero a quién carajo le importa el caos si se puede ser independiente.

Bueno, por lo menos se han puesto de acuerdo en algo. Y eso que los de la CUP habían descartado la declaración unilateral de independencia porque el Sí había perdido el “plebiscito” del 27 de septiembre. Que lo dijo Baños ¿eh?, el jefe cupero. Pero ya ves.

Ahora, en lo de formar gobierno no hay manera de que se entiendan las dos fuerzas independientes del independentismo. Para empezar, porque la CUP, a cambio de su apoyo a Junts pel Sí,  exige que Artur Mas no sea el presidente. Y a Arturito le da un jamacuco solo de pensar en soltar la poltrona. Y, para seguir, porque también impone que no se negocie nada nadita con el Estado. Y que se desobedezcan las leyes. Y que Catalunya se salga de la Unión Europea. Y que nada de recortes. ¡Acabar con los recortes Mas, que es Arturo Manostijeras! anda ya.  

Y no sé cuántas otras exigencias. Que yo ya me pierdo, pero creo que las últimas eran que se anexionen a la nueva república Valencia, Baleares, Aragón, Andorra, Lepe y Burguillos del Cerro; que Catalunya participe en el Festival de Eurovisión con el Virolai; que nombren Conseller en Cap al caganer; y que la butifarra sea excluida de la lista de alimentos cancerígenos de la OMS. Y, claro, así no se puede. Porque el Virolai es una composición preciosa, pero para Eurovisión como que no.

De todas formas, lo de la declaración esa se veía venir ¿eh? Pero ¿cómo no van a querer el divorcio si estos de España no hacen más que acosarlos? Que es un sinvivir, oye. Que si la operación contra los Pujol, que si la imputación de Mas, que si lo del tres por ciento, que si la investigación a Convergència, que si la detención de su tesorero… ¡Hombre, ya está bien! Que va a llegar un momento en que no le dejen a uno robar tranquilo. Porque lo de la Gürtel y lo de Bárcenas y tal es aplicar la ley y luchar contra la corrupción. Pero esto otro no. Esto es una cacería, ya lo dijo el propio Arturito. Caza mayor, dijo, porque él es grande. Una buena pieza, vaya.

Así que no me extraña que decidan marcharse. Lo que se dice huir. Hacemos un país nuevo, empezamos de cero, creamos nuestras propias leyes y, hala, todos inocentes. Sobre todo los catalanes. Que la mayoría votó en contra de la independencia. Que más de la mitad quieren seguir siendo españoles.

Pero a quién carajo le importa lo que quieran los catalanes.

sábado, 12 de septiembre de 2015

VÍA LIBRE


Pedazo acto electoral el de ayer en Barcelona, oye. Los separatistas de Junts pel Sí y de la CUP se unieron para su gran apertura de campaña y lo bordaron. Eso es un mitin y lo demás son historias ¿que no? Ya quisieran otros partidos mitinear así.

Claro, que otros partidos no tienen los medios que tuvieron estos, ni serían capaces de apropiarse de la fiesta de su país, de su comunidad o de su pueblo para abrir una campaña electoral. Pero estos sí. Estos hacen lo que les da la gana y no-pasa-nada, como dice un spot de la tele. Vía Libre lo llaman. Y si alguien rechista, ya sabéis, la culpa es nuestra; o sea, de España; o sea, de los otros españoles. Que da igual que hayamos nacido en La Barceloneta o en Murcia; si estamos en contra de la independencia somos españoles y nada más. Así, como si fuera un insulto.

El caso es que, como ellos pueden hacer lo que les dé la gana, pues han dicho la Diada es mía y la calle también y han contado con casi un millón y medio de extras (según la Guàrdia Urbana; dos millones según los organizadores; poco más de medio millón según la Delegación del Gobierno, que se ve que lo de las matemáticas va según el gremio; un mogollón en todo caso) para hacer un mitin gigante. Y precioso, las cosas como son. Qué colorido tenía ayer la Meridiana, con lo triste que es esa calle. Todos con su flechita de cartulina, ahora la subo, ahora la bajo. Que parecían militares norcoreanos en un desfile pero en plan guay. No les quedó tan bonito como los hacen en Corea, es verdad, pero yo creo que eso fue culpa del video que hizo la ANC para enseñarles cómo era la cosa. Para adoctrinar, vamos, que es lo suyo. ¿Lo habéis visto? El video, digo. Pues es para verlo, de verdad. Dos cómicos haciendo mímica como si fuera para idiotas. Como si lo que nos estamos jugando los catalanes fuera una broma, vamos, qué divertido es todo y qué bien nos lo pasamos.

Yo me quedé más tranquila al comprobar que ayer salieron más catalanes en las teles diciendo que estaban en contra de la independencia y lo argumentaban con temores fundados sobre el futuro de su economía o la vida fuera del paraguas de la Unión Europea. No como otros años, que solo aparecían los que estaban a favor de divorciarse de España porque “Catalunya es una región muy bonita” –juro que lo dijo una señora- o porque “ya está bien de que España nos robe” –que lo mismo el que lo dijo votaba a Convergència, qué gracia, bendita ingenuidad-. Sí, me gustó que por fin hablaran algunos representantes de la opinión mayoritaria. Porque no olvidemos que, incluso según el CEO –que viene siendo el CIS de la Generalitat-, la mitad de los catalanes están en contra de la independencia, frente a un 42,9 que están a favor. A algunos de los que hablaron les abucheaban, pero es lo que tiene el sectarismo.

En fin, que yo creo que con lo de ayer, a estos ya no les hace falta más campaña. Total ¿para qué? Si, pase lo que pase en las elecciones, ellos declararán la independencia y lo que les pete. Da lo mismo que se cumplan las premoniciones del CIS, que dice que solo un 44% de los catalanes darán su voto a las fuerzas independentistas. Al fin y al cabo, ya sabemos que a los de Mas eso de afanar porcentajes se les da de cine. Después de tantos años robando –presuntamente- un 3 por ciento, no les va a dar ninguna cosilla apropiarse de, por ejemplo, un 6. ¡Vía libre, hombre!

Además, ¿cómo no van a seguir adelante con lo suyo, sea cuál sea el resultado, después de la amenaza de Lluís Llach de que si no es así se va a Senegal? A mí me encanta Lluís Llach, vaya eso por delante. Su música, quiero decir. Y me encanta también la gente que no tiene más problemas que la identidad del sitio en el que vive. A lo mejor si fuera un parado, un mileurista, un limpiaoficinas por dos duros o, pongo por caso, un senegalés, le cambiaban las prioridades. Pero no es el caso. Así que él, si Catalunya no se hace independiente, se va a Senegal.

Pues muy bien, Lluís. Tú no te preocupes. Después de todo, con esto de la globalización de la que tú y los tuyos os queréis apear para vivir en un islote, tus fans seguirán pirateando tu música en Internet vivas donde vivas. No hay problema. Si te quieres ir… ¡Vía libre!

jueves, 27 de agosto de 2015

HASTA LOS HIGADILLOS


Bueno, pues, finalizadas mis vacaciones,  cerrada convenientemente la puerta de mi casa para que no entren más parientes a llenarla  y repasada la prensa veraniega, me asomo por aquí para decir algo que es que si no lo suelto reviento. Y paso de lo políticamente correcto y de lo que se lleva y de lo que no y de que me acusen de pertenecer a no sé qué caverna y de que me llamen lo que les dé la gana. Que me da igual.

Así que lo digo: estoy hasta los higadillos de los progres de postal, del postureo pijo-seudoizquierdista, de los embaucadores de mercadillo y de los charlatanes de la “nueva” política que en cuanto pisan moqueta se quitan el disfraz de pueblo y sacan al burgués trasnochado que llevan dentro. Qué hartazgo, de verdad.

El nuevo alcalde de Santiago, por ejemplo. Sí, Martiño Noriega, el de Compostela Aberta, sucursal de Podemos. El mismo que mientras era alcalde de un pueblo de al lado por un partido se presentaba a la alcaldía de la capital por otro. Este progre representante del populacho, este héroe del buenismo, este obseso de las políticas sociales les ha retirado las subvenciones del Ayuntamiento a dos asociaciones que se dedican a ayudar a madres con hijos pequeños y a embarazadas que no tienen recursos para comprar lo más básico para sus niños. Y les retira las ayudas “por cuestiones ideológicas”, tócate los pies. Y lo dice así, sin sonrojarse. Pero ¿a qué recuerda eso de castigar a alguien por cuestiones de ideología? ¿Lo de la represión ideológica no había acabado hace cuarenta años? ¿No eran estos los salvadores de la libertad?

Que han traspasado una línea roja que se no se puede cruzar, dice el Gobierno de Noriega como quien dice algo sensato. Y todo porque esas asociaciones apoyan a mujeres que no quieren abortar, qué pecado. Pero, vamos a ver, ¿la cosa no era defender la libertad de decisión de cada mujer? ¿Para eso hemos luchado tanto? ¿Qué pasa? ¿que los que defendemos la libertad para abortar tenemos que perseguir a las que deciden no hacerlo? Pues, al parecer, así lo entiende este progrealcalde, para quien las actividades de estas dos asociaciones “chocan contra nuestras líneas programáticas”. O sea, ayudar a madres o embarazadas víctimas de violencia de género o sin trabajo o sin recursos para atender a sus hijos son actividades que chocan con las líneas programáticas de ese partido apoyado por Podemos. Tomamos nota.

Vamos, que para justificar lo injustificable, el alcalde y sus secuaces han pintado a estas dos asociaciones casi como grupos de delincuentes, cómplices de mujeres que, al tomar la decisión de tener hijos, ejercen una libertad contraria a las buenas costumbres, como dijo Pilar Primo de Rivera, mira tú.  Y las han acusado de ser no sé cuántas cosas estos retrógrados de los huevos. Vaya, que no las han llamado cerdas yo creo que por miedo a que acudan a pedir amparo a la flamante concejalía de Bienestar Animal creada por ellos mismos, que ya se sabe que primero están los gatos que las madres.

Y, claro, después de esto, otras cosas de los nuevos gobernantes pijoprogres ya te parecen chistecillos. Como lo de que la Carmena haya veraneado en una urbanización de lujo y en una casa de a cuatro mil euros la semana. ¿Qué esperabais? ¿Que pasara las vacaciones en una tienda de campaña con el perro y la flauta? O que cogiera el coche oficial a los cuatro días de asegurar que ella iría siempre en metro. ¿Qué esperabais? ¿Que se embutiera todos los días en un vagón aspirando el calor humano de curritos, parados, estudiantes y pobres cantando lo de es muy triste tener de pedir pero es más triste tener de robar? Por Dios santo, en metro. O que la Colau llore de impotencia y rabia porque se ha dado cuenta de que no puede solucionar como alcaldesa todos los problemas que prometió solucionar cuando aspiraba a serlo. ¿Qué esperabas? ¿Que todo iba a ser tan fácil como montar una tienda de campaña con el perro y la flauta? Pobrecita, ella que acusaba a otros de no solucionarlos porque no les daba la gana se ha hecho mayor de golpe.

Hasta los higadillos, en serio.

martes, 7 de julio de 2015

DÍAS DE LAS BANDERITAS


Mira que nos gustan en este país las banderas, oye. Menos la nuestra, que parece ser que es la que da más como cosilla exhibir. Lo del “Día de la banderita” que instauró la Cruz Roja se está quedando atrás. Ahora tenemos casi un Día de la banderita diario.

Lo mismo el Ayuntamiento de Zaragoza iza la bandera saharaui como muestra de solidaridad que el de Pamplona cuelga la Ikurriña como muestra de provocación o Pedro Sánchez pone la española de fondo de escenario en un mitin como muestra de… de…, bueno, de lo que sea.

Y, en general, un día nos colocamos la multicolor del orgullo gay y casi al día siguiente ya tuvimos que apartar un poco la arcoíris para hacerle sitio a la de Grecia, ¡hala! ¡España es un gran mástil!

Que yo no lo critico ¿eh? Que a mí me parece estupendo que nos envolvamos en símbolos; que no nos da de comer pero queda guay. Ya me gustaría a mí ser una mujer de bandera, pero por más que busco no me encuentro yo tela para armarla.

Lo que sí es verdad es que yo soy poco de símbolos, ya ves. Siempre me da un poco de miedo que la cosa –la que sea- se quede en eso, manías de una. Porque colgar o enseñar una bandera es facilísimo; pero profundizar en lo que hay detrás –o debajo o encima- pues ya es otra cosa.

Lo de Grecia, por ejemplo. Por supuesto que, como la mayoría, deseo que ese fantástico país salga del atolladero. Y espero que, por detrás –o por debajo o por encima- de los símbolos y las algarabías, se encuentre una solución para que los griegos superen el bache. Porque, como de costumbre, son los ciudadanos los que sufren los errores de sus dirigentes. Solución que, supongo, pasa porque Europa ofrezca una nueva oportunidad pero, sobre todo, porque el Gobierno heleno cumpla con sus compromisos y responsabilidades. Ahora, lo de que los españoles celebremos que en Grecia triunfara el no a que, entre otras cosas, nos vayan devolviendo los 26.000 millones de euros que les prestamos nosotros, que llevamos años apretándonos el cinturón y sudando tinta china para no llegar al punto en que están ellos, pues no lo veo, qué quieres. Que estamos nosotros como para financiar los simpas de otros, vaya. Así que, banderas aparte, no entiendo el orgasmo de emoción que mucha gente ha demostrado con lo del referéndum griego. Yo hace tiempo que creo que en nuestro país, desde que se lleva mucho más ser progre que progresista, pensamos poco.

Y tampoco soy de exhibicionismos. Así que me parece preciosa la bandera de colores, pero no comparto la filosofía de las fiestas del orgullo gay. No acabo de entender que pasar de ser perseguidos y tener que esconderse a exhibirse vestidos grotescamente -o desnudos grotescamente- y haciendo gestos y representaciones obscenas y muchas veces ridículas sea un avance. O sea, que yo lo veo como que hemos pasado de ocultar a los homosexuales como si fueran bichos raros a pasearlos en las ferias como si fueran bichos raros.

Para mí que hay un error de concepto. No creo que ser homosexual sea algo de lo que estar orgulloso, sino algo que hay que respetar al mismo nivel que se respeta que uno sea heterosexual. A lo mejor es porque a mí me lo enseñaron así desde pequeñita y por eso siempre he visto la homosexualidad con toda naturalidad. Y en esa visión se ha avanzado mucho a nivel legal y bastante a nivel social. Y, la verdad, quienes no respetan a los gais o a las lesbianas dudo mucho que lleguen a hacerlo a base de verlos pasearse medio en cueros y haciendo cosas raras por la Gran Vía de Madrid, pongo por caso. De la misma forma que a mí me dan cierto repelús los tíos, por muy machos que sean, que le piden a su novia en matrimonio en un programa de televisión para que lo vea todo el mundo, qué bochorno.

En fin, que no sé; que igual estamos abusando mucho de las banderas para tapar ciertos agujeros.

lunes, 22 de junio de 2015

REGALOS Y ROMANTICISMO


En estos días atrás, entre elecciones y formaciones de gobiernos, fue mi cumpleaños. Bueno, no pasa nada ¿eh? Son cosas de la vida, tampoco hay que dramatizar. Al fin y al cabo solo cumplí uno más que el año pasado, que una no es de excesos.

El caso es que, con tal motivo, me vinieron a la cabeza esas típicas conversaciones de grupo de amigas, cañita mediante, en las que sale a relucir un tema clásico donde los haya: los regalos de los maridos o asimilados. Con el romanticismo hemos topado. O, mejor dicho, con la falta de romanticismo. Que sí, que ya lo sé, que los hay que no pierden la chispa ni llegadas las bodas de oro. Siempre hay alguna que estira el cuello y te  suelta lo de “pues el mío es súper detallista, hija, nunca se olvida y siempre me sorprende con un regalazo”. Y remarca lo de regalazo, la tía. Y siempre hay, también, otra que, por lo bajini, susurra un “algo habrá hecho” como quien no quiere la cosa. Que ya se sabe que las amigas pueden ser como hermanas, pero de primas tienen poco.

Sin embargo, seamos sinceras, lo normal es que, pasada la pasión (y no estoy hablando de la Semana Santa), los propios se vayan como dejando, despistando, acomodando… y olvidando sus verdaderas obligaciones. Vamos, que empiezas a verlos más bien como impropios.

Percibes que ha empezado esa fase el día señalado en que tú le tienes que soltar una indirecta –lo cual ya es una señal- y él pone una cara de… ¿cómo lo diría?... una cara como… como si acabara de escuchar a Errejón diciendo lo de "la hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales”. Pues eso. Que dan ganas de decir “¡la gallina!”. A la adivinanza de Errejón, me refiero. Y cuando por fin lo entiende –lo de la indirecta, quiero decir, que lo de Errejón requiere un máster-, te pone cara de puerro y te contesta “ah, que era hoy”. Mal vamos. Eso sí, él, antes muerto que pillado, recompone el gesto rápidamente y te sonríe con un “que sí, mujer, ¿cómo me iba a olvidar? Verás la sorpresa que te traigo esta noche”. Vamos peor.

Esos cumpleaños suelen acabar con un ramito de flores tipo bonsái –por el tamaño, digo, no por el precio- sin lazos ni adornos. Sin ni siquiera un triste papel de celofán del Alcampo. Que tú, digna hasta en las peores situaciones, se lo agradeces con un beso y una sonrisa mientras piensas muy para tus adentros de-dónde-lo-habrá-robado-el-tío.

A partir de ahí ya lo de que se olvide de los días especiales pasa a ser una rutina. Se olvidan de tu cumpleaños o de vuestro aniversario como se olvidan de bajar la tapa del wáter, qué quieres, los hacen así. Y a eso añádele el aumento de responsabilidades y de preocupaciones, el crecimiento de los gastos y su implícita obsesión por el ahorro y por la vertiente práctica de la vida. Ah, y la falta de tiempo, tan socorrida. “Es que no sabes lo liado que he estado estos días; no he tenido tiempo”. ¡Un año! ¡¿Hay un año entero entre una fecha señalada y la siguiente y ellos no tienen tiempo?!

Y luego está cuando se acuerdan –o haces que se acuerden- pero no tienen la neurona programada para eso de la originalidad (¿lo cualo?). Y entonces tiran de los clásicos: la botella de colonia (veinte años conmigo y aún no se ha enterado de qué perfume uso), la bisutería (veinte años conmigo y aún no se ha enterado de que todo lo que no sea oro me da alergia) o, peor, la prendita de ropa (veinte años conmigo y aún no… pero ¡¿de qué rayos de bazar chino ha salido este saldo?!). Y, en los casos más graves, te regalan una licuadora (para que le prepares buenos zumos por la mañana), una batidora (para que le hagas gazpacho) o una aspiradora (para que le quites el polvo). ¡Una aspiradora, por dios santo! (mira, nene, el polvo lo acabas de suprimir tú mismo).

En cualquier caso, yo debo decir que no tengo queja. El mío será lo que sea pero nunca deja de sorprenderme. Bueno, alguna vez ha estado bajo de forma y no ha pasado de la colonia o incluso de alguna joyita. Pero en general es un crack. Nunca olvidaré aquel día de Reyes en que me dejó ojoplática con su regalo. Un felpudo. Sí, lo que habéis leído, me regaló un felpudo. Lo peor fue que me tuvo toda la semana antes machacándome con que ese año iba a flipar y que nunca me esperaría un regalo así. Siete días de intriga y de ilusión. Y flipé, ya lo creo. Y, por supuesto, nunca me lo hubiera esperado. Ni siquiera de él. Que sí, que el felpudo era artesano y muy original. Y nos hacía falta. Pero ¡coño, que era un felpudo! Y encima, como era Reyes y mis hijas aún no sabían que habían abdicado en los padres, pues tuve que disimular. Mira, mis aspavientos y saltos de alegría fingiendo que estaba poseída por la emoción eran para grabarlos en video. Eso sí, las niñas se quedaron convencidas de que el sueño de mi vida era tener un felpudo como aquel.

Y yo que creí que lo de la olla a presión era insuperable. Sí, en una ocasión anterior me había regalado una olla a presión. Para ganar tiempo en la cocina, me dijo, con una sonrisa en plan “¡lo he clavado! ¡Esta vez lo he clavado!”. Que yo vi aquello y me dieron ganas de decirle “anda, tú vete metiéndote dentro de la pota esta, que ya le doy yo a la válvula”. Es que… es que.

Pero, mira, como lo importante no es lo material, sino el amor y el cariño, yo no me hago mala sangre. Y, además, he encontrado una forma fantástica de acabar con las frustraciones. Hace ya tiempo que espero siempre con ansia que llegue su cumpleaños. Unos cuantos días antes ya lo voy intrigando: “no te imaginas lo que te voy a regalarme este año”. Y, así, cae un fin de semana en un hotel de lujo, el cuadro que me encantaba para el salón o esa pulsera de oro que, colgada de mi muñeca, representa lo mucho que le quiero. No creo que pudiera recibir mejor obsequio ¿no?

domingo, 14 de junio de 2015

EL CAMBIO


Bueno, bueno, bueno. Ya está. Esto va a ser holivud a partir de ahora. Se han constituido los nuevos ayuntamientos y esto es un fiestorro, oye; se acabaron los problemas. Un fiestorro a lo grande ¿eh? con sus pantallas gigantes, sus fiestas en la calle… ¡qué viva la nueva austeridad!

Ha llegado el cambio. España ha votado cambio, no paro de oírlo. Que, en realidad, lo que ha votado España es mayormente al PP, pero como estos de Podemos y sus marcas blancas y demás parientes se han empeñado en que lo que hemos votado es cambio, pues ya se las han arreglado ellos para cambiarlo todo, o casi. Que da igual que en muchos municipios la mayoría de sus ciudadanos eligieran a un partido para que les gobierne. Qué sabrán ellos, infelices. Menos mal que ahí están los Podemos y variantes para sacarlos de su error y colocar en esos gobiernos a los que han perdido después de no pocos tiras y aflojas.

Qué trajín de pactos, oye. Yo ya me perdí hace días. Hace lo menos una semana que me dije, mira, que paso, tú. Que gobierne quien sea, pero yo las negociaciones esas de mercadillo ya no las sigo. Que si yo te apoyo si gobierna este, que si yo te apoyo si se va el otro, que aquí te voto si echas a tus corruptos, que allí te respaldo aunque la sombra de la corrupción sea alargada, que tú puedes contar conmigo aquí si yo cuento contigo allá… ¡Vamos, vamos, que me los quitan de las manos! ¡A un leuro, todo a un leuro! ¡Las robamos por la noche, las vendemos por el día, más barato que en la mercería! La repanocha. Y lo de ver al PSOE tan encantado de haberse conocido por recuperar poder habiendo perdido la leche de votos sin ser consciente de la tumba que se está cavando, eso no tiene precio.   

El caso es que esto es la madre de todos los cambios y ahora vamos a nadar en la ambulancia, que decía el otro. Mira, se van a acabar los desahucios, va a haber trabajo para todo el mundo, comida para todos los niños, dinero para que todos paguemos los gastos básicos, solo habrá empresas solidarias y socialmente correctas, podremos hablar con nuestros alcaldes en cualquier momento, los podremos ver en el autobús y en el metro… ¡Vente pa España, Pepe! Que igual no tienen los alcaldes competencias para algunas de esas cosas, pero ¿y qué más da, si esto es la revolución? ¡Al carajo las leyes!

Y lo mejor: se acabaron las corbatas, los honores y la presencia de gobernantes en cualquier tradición que huela a Iglesia, por mucho que cuente con el fervor mayoritario del pueblo que sea, que aquí vamos a gobernar para todos pero para unos más que para otros; que eso de las ofrendas y de sacar a pasear los santos ni es cultura ni es nada. Que no me extraña que se les haya aplaudido tanto ese gesto porque, lo que es yo, no veía el momento de que los alcaldes dejaran de ir detrás de San Pedro, San Pancracio o la Santísima Trinidad. Ahora duermo mucho más tranquila y más libre, te lo juro. Que ya era hora de que alguien solucionara ese problemón y acabara con esa lacra,  esa opresión y ese ataque a los derechos y libertades de los ciudadanos que suponía ver a mandatarios locales paseando con la Virgen o asistiendo a actos litúrgicos. ¡Cómo nos va a cambiar la vida!

Y es que, claro, hemos entrado en la era de los partidos “no tradicionales”, qué risa. De momento, en Madrid, la Carmena ha entrado rompedora y ha dicho que de seis concejales de Gobierno nada, que ella nueve; y tres tenientes de alcalde. O sea, se bajan los sueldos pero entran más a repartir. Y a mí que esta política no tradicional me empieza a sonar a… lo de siempre. Como lo de que, nada más llegar, ya le pidan abrumadoramente la dimisión de uno de sus concejales, como si fueran un partido tradicional de esos, oye.

Sí, porque, como ahora lo que se va a llevar es el colorido y la alegría, la nueva alcaldesa de la Villa y Corte cuenta con un concejal que es la monda. Que cuelga en twitter chistes riéndose de Ios judíos, del Holocausto, de Irene Villa y de Marta del Castillo con una finura, una gracia y un buen gusto que él se parte el pecho mientras a ti te dan ganas de partirle la cara. Pero él dice que no dimite, otra cosa novedosa, lo que yo te diga, que estos innovadores empiezan a oler a viejo. Que él no es antisemita ni proetarra, dice. No, hijo, no, tú lo que eres es tonto del culo, dicho esto con todo el humor, como a ti te gusta. Que si no eres capaz de ver que esos chistecillos pueden ofender a mucha gente no quiero ni pensar en los pisotones que vas a dar en tu gestión.

Que conste que yo les doy a todos estos “nuevos” un voto de confianza. Por la cuenta que nos trae, más que nada. Y porque, cuando pasen a ser “viejos”, que no creo yo que la cosa dé para mucho experimento, pues ya sacaremos otro invento. Otro cambio, vaya.

martes, 26 de mayo de 2015

JORNADA DE REFLEXIÓN


Pues, mira, ya ha pasado la jornada de reflexión. Sí, porque de todos es sabido que la jornada de reflexión es la que va después de las elecciones. La víspera del día de los comicios se llama así pero es porque… bueno, no sé por qué es. Porque en realidad, el día antes de votar es una jornada de todo menos de reflexión. Es una fecha multidisciplinar: es el día del padre y de la madre, con los candidatos paseando con sus hijos; el día del deporte, con los candidatos corriendo en chándal; el día de los animales, con los candidatos jugando con sus perros; el día del libro, con los candidatos leyendo… Un día completo, vaya.

Pero la verdadera jornada de reflexión fue ayer. Viene siendo como el Día de la Salud que sigue al de la lotería de Navidad, pero con menos pedreas. Ayer todos los líderes de los (ya menos) grandes partidos políticos en España, en las comunidades autónomas y en los municipios salieron diciendo que tenían que reflexionar. Pues va a ser que sí. Ahora que, visto lo visto, ya te digo yo que esa jornada de reflexión va a durar muchos días.

Fue un día en el que, una vez dicho lo de la reflexión, los líderes se pusieron en plan Fernando Alonso: la culpa ha sido del coche. Qué máquinas. Que ellos han hecho un gran trabajo, dicen, pero que no han llegado a la meta. Ya. A otros por menos los largan, mira a Ancelotti si no.

Y luego están los que, dicho lo de la reflexión y lo del coche, sacan pecho y dicen que, aún así, ellos han ganado. Pues sí. Pero, vaya, como dijo Pirro, otra victoria como esta y acaban vencidos del todo.

Y los que dicen que peor les ha ido a otros, el que no se consuela es porque no quiere, antes muerto que humilde.

Y fue, también, día de reflexión para las empresas de la demoscopia. Para repasar las encuestas, vaya. Que tú ves alguna y parece que la haya hecho un adivino de esos que te echa las cartas de madrugada en la tele. Como en plan me sale aquí el arcano del Mundo vuelto del revés, que viene significando que hay obstáculos, que hay alguien por medio que está bloqueando que esto avance como tendría que avanzar, pero sin sacar el arcano de la fuerza para adivinar el poderío de ese alguien. Vamos, que se quedaron en un te veo mal, Mariano, en un cuidado con el lobo, Pedrito, pero sin acertar a medir la subida de la marea.

Una de dos, o los españoles mentimos más en las encuestas que cuando hablamos de sexo, o los demoscópicos no supieron interpretar las respuestas de los sondeos y vislumbrar la fuerza de los “nuevos”. Que es que algunas les otorgaban un papel secundario en sitios en los que van a acabar gobernando. O ni siquiera los mencionaban en otros donde se han colocado como tercera fuerza. Y, en general, hay diferencias de hasta tres y cuatro escaños ne pueblos en los que se jugaban poco más de veinte. Vamos que clavar, lo que se dice clavar los resultados, pues más bien no.

Bueno, pues nada, ahora solo nos queda esperar a ver qué hacen esas mareas y tal allí donde tengan responsabilidades de gobierno. Igual esos partidos nuevos se vuelven tradicionales, es lo que tiene gobernar, que casi todo está inventado. Y lo mismo los tradicionales se renuevan. Y a lo mejor hasta las encuestas acaban acertando.  Quién sabe.

viernes, 22 de mayo de 2015

POR FIN SE ACABA ESTO


Por fin se acaba esto, bendita sea la jornada de reflexión. Que yo el domingo voto, lo juro por el paisano de los caballitos, palabrita del niño Jesús. Pero que me dejen ya en paz. A mí ya no me queda más vergüenza ajena y lo de a ver quién la dice más gorda hace tiempo que dejó de hacerme gracia.

Que yo reconozco que a mí las campañas y las elecciones siempre me gustaron, más que nada por deformación profesional. Pero es que después de esta, que la he seguido desde fuera, he llegado a la conclusión de que si es cierto eso de que lo que no te mata te hace más fuerte, o nos hemos muerto y con tanta tontería no nos hemos enterado o somos unos sansones de la conciencia cívica esa. Por Dios bendito, quince días y ni un minuto más. Que la democracia se apiade de nosotros si este es el nivel que nos espera.

Estoy deseando que llegue el lunes y cada mochuelo a su olivo. Nosotros seguiremos siendo los mismos currantes mal pagados, los mismos parados, los mismos sangrados por los impuestos, los mismos números en las listas de espera sanitarias… Pero, al menos, los políticos volverán a meterse en sus despachos, a sentarse en sus poltronas y dejarán de hacer el payaso. Es que, en serio, a esta gente le das un escenario, un atril y unos cuantos votos potenciales y son como el club de la comedia pero en cutre.

Que tenemos que votarles después de oír cómo se llaman unos a otros corruptos, ladrones, prostitutas, gentuza, casta, pijos, zombis, rameras... Escuchar que cobrar el paro es tener una beca para poder hacer cursos en el extranjero o que gracias a Barcelona Catalunya no es Galicia, qué buen rollito.

Votarles después de ver a políticos montando en bici con traje y corbata, jugando al baloncesto, acercándose a los niños –qué culpa tendrán los niños- visitando a ancianos, colegueando con los pobres, paseando al perro, organizando citas exprés, repartiendo condones. Ver a candidatos cantando rap, a candidatos cantando reggae, a candidatos cantando no se sabe qué, a candidatos cantando. A candidatos que no se saben su programa, a candidatos que abandonan porque les da por leer su programa y no les gusta, a candidatos que no sabían que eran candidatos. A candidatos que no pueden votarse a sí mismos porque viven e incluso trabajan -como alcaldes- en otro ayuntamiento. A candidatos que repiten las mismas promesas que hicieron hace cuatro años y no cumplieron. A candidatos cuyo objetivo, en general y fundamentalmente, no es ganar nuestra confianza, sino evitar que ganen otros.

Encontrártelos en los mercados, en los parques, en el súper, en las plazas, en los barrios y parroquias que después (y antes) olvidan. Ttomando cañas, tomando horchata, tomándonos por tontos de baba. Encontrártelos hasta en la tostada del desayuno.

Y lo que es peor: que yo no sé qué rayos voy a hacer con tanto parque, tanta acera, tanta farola, tanta pista, tanta carretera, tanta guardería, tanto centro de salud, tanto polideportivo, tanta red wi-fi, tanta ayuda y tanto puesto de trabajo como me van a conseguir.

Un monumento debieran hacernos, por ir a votar después de este circo. Menos mal que por fin se acaba esto.

sábado, 16 de mayo de 2015

15 RAZONES POR LAS QUE PODEMOS PUEDE APROPIARSE DEL 15M


El 15M ha cumplido cuatro años.  Y Pablo Iglesias  reivindica que Podemos es el heredero y la mejor expresión de aquel movimiento que gritó contra el sistema establecido, contra los partidos existentes, contra la corrupción, contra los privilegios de los políticos, contra la prepotencia de los políticos, contra la superpotencia de los medios de comunicación, contra la incoherencia, contra la acumulación de riqueza por unos pocos, contra el desempleo y el empleo precario, contra el maltrato a la clase obrera, contra la falsa democracia… ¡Contra!, que gritó contra casi todo lo que había, vaya. Cientos de miles de personas clamaron para que todo cambiara.

Pues sí. Hace bien Pablo Iglesias en apropiarse de la revolución que supuso el 15M ahora que estamos de aniversario. Bueno, y de campaña, es verdad. Pero sí, hace bien. Podemos supone, efectivamente, el triunfo de aquel grito y de aquellas aspiraciones. Supone el cambio real que se pedía. Pablo Iglesias le ha dado la vuelta a todo.

Yo veo, al menos, 15 razones por las que Podemos puede apropiarse del 15M:

-       Es un partido político, con las estructuras de un partido político, con todo el aspecto formal de un partido político… O sea, como un PSOE o un PP cualquiera, pero nuevo y rompedor.

-       Cuyos miembros ya han conseguido cobrar buenos sueldos y disfrutar de privilegios del sistema como eurodiputados y diputados en el Parlamento andaluz.

-       Con un líder que presume de que su ego “está volando a la altura de Carrero Blanco”.

-       Un líder orgulloso de sus actos, como el de dar un puñetazo a “gentuza de clase mucho más baja que la nuestra”.

-       Un líder que critica la existencia de medios privados, produce programas para medios privados y está todo el día en la tele y en la nómina de varias cadenas privadas.

-       Con dirigentes que no habían cumplido con Hacienda.

-       Con investigaciones sobre financiaciones de origen dudoso.

-       Que defiende a gobiernos totalitarios.

-       Que se muestra comprensivo con el terrorismo y la violencia.

-       Con cabecillas expedientados por cobrar un buen sueldo y no ir a trabajar.

-       Con miembros cuyas cuentas corrientes se acercan al millón de euros y son propietarios de varios bienes inmuebles.

-       Con un líder que antes se compraba la ropa en Alcampo, pero ahora, para amoldar su imagen a su nuevo status de revolucionario famoso, compra en sitios más caros para mejorar su estética. Entre otros, en una nueva firma que, surgida al calor de aquella marea de indignación progresista, vende ropa reivindicativa a 40 euracos el polo, por ejemplo.

-       Con empresas que obtenían grandes beneficios camufladas como organizaciones sin ánimo de lucro para no pagar apenas impuestos.

-       Empresas acusadas de pagar mal y en negro a sus trabajadores, todos ellos eventuales.

-       Con sus guerras internas, sus acusaciones de pucherazo en la elección de órganos, sus críticas a la dirección, sus disidentes, sus impugnaciones y anulaciones en primarias y sus conflictos con dimisiones sonadas.

O sea, una auténtica revolución, sí señor. Sin Podemos, el 15M no sería más que una fecha en el calendario. Pero ese partido ha logrado que todo sea diferente dándole forma a aquel histórico movimiento.

Y decía el del chiste aquel de Eugenio “gracias, pero ¿que hay alguien más?”

martes, 12 de mayo de 2015

LECCIONES EN ELECCIONES


Me encanta el anuncio ese de no sé qué salchichas en el que una mujer repasa todo lo que le enseñó su madre: gramática –“arreando, que es gerundio-“; literatura –“tienes más cuento que calleja”-; o música –“me estás poniendo la cabeza como un bombo”-, entre otras materias. Y es que ¿quién no ha recibido esas o similares enseñanzas de su madre? Bueno, la mía incluso me enseñó magia –“te voy a dar un bofetón que vas a dar palmas con las orejas”, me decía-.

Pero las madres no son las únicas que nos dan sabias lecciones. También los políticos. Sí. Es empezar una campaña electoral y todos ellos se convierten en grandes maestros multidisciplinares. Nos enseñan de todo. ¿Que no? Mira, mira:

-       Sexualidad: “En política hay que perder la virginidad” –Pedro Sánchez-.

Incluso hay quien nos anima a practicar una suerte de destape: “Hay que llevar el amor que suele haber en nuestros hogares a las plazas públicas” –Luís García Montero-. Pues, qué quieres que te diga, Luisito, majo; yo soy de las que piensa que hay cosas que mejor en casa ¿no?
 

-       Geografía: de pronto descubren que sus comunidades tienen pueblos, sus pueblos parroquias y sus ciudades barrios y se hacen fotos en ellos para enseñárnoslos. Qué majos.


-       Fútbol: “Cuando ibas ganando el partido te empatan, te meten un gol o hasta te lo metes en propia puerta” –el ministro Soria-. Pues sí que lo pones bien, hombre. Que esto no es como ser del Betis manquepierda, digo yo.

 
-       Educación: “Corrupta, gentuza, corruptos, ladrones” –Pablo Iglesias a Esperanza Aguirre-. “Machista casposo” –el PP de Madrid a Pablo Iglesias-. Eso sí, educación pública del todo.

 
-       Religión: “No nos pueden seguir gobernando los mismos que nos han traído hasta aquí y que no son capaces de entonar un mea culpa” –Albert Rivera-. Amén.
 

-       Medicina: El candidato a la alcaldía de Valencia por EU, Amadeu Sanchís, promete “introducir el antídoto para que no existan nuevos casos de corrupción”. Joé, así que lo tenías tú ¿eh? Pues ya podías haberlo vendido antes, hombre.

 
-       Escapismo: el alcalde popular de Vélez-Málaga dijo ser una “persona honrada” y pidió a sus vecinos que al votar no tengan en cuenta “ni a Mariano Rajoy ni a Cospedal”. ¡Ay, qué vergüencita!

 
-       Química: “No nos uniremos con el PP”; “no nos uniremos con el PSOE”; “No nos uniremos ni con el PP ni con el PSOE”; “no nos uniremos con la casta”. Di que sí, ni mezclas ni soluciones.


-       Incluso nos dan lecciones de ¡Falerística!: “Siempre presumo de que estoy tres grados por encima de Beckham” (en la Real Orden del Imperio Británico) –Esperanza Aguirre-.

Y luego están las grandes enseñanzas, las de las cosas verdaderamente importantes de la vida:

-       Matemáticas aplicadas (a los impuestos): Unos te dicen que hay que reducir impuestos, otros que hay que crear impuestos nuevos; unos los bajan, otros los suben; para unos es imprescindible reducir el impuesto de sucesiones, para otros es necesario aumentarlo; unos quitan el impuesto de patrimonio, otros lo ponen… Que a mí me parece que esto deben ser matemáticas muy abstractas, porque lo que es yo soy incapaz de resolver la ecuación.

 
-       Matemáticas milagrosas: cheques-bebé, pagas periódicas por cada niño que nazca, guarderías gratis, profesionales para el cuidado de dependientes, baja maternal de cuatro meses cobrando el 100% del salario, viviendas de emergencia social, ayudas para los gastos escolares, aumento de las pensiones, rentas de inserción… Pero ¿dónde rayos tenían escondido todo ese dinero en estos años en los que nos han obligado a apretarnos el cinturón hasta la asfixia? ¿Por qué leches no multiplicaron antes los panes y los peces, hombre?

Y hay también quien enseña matemáticas mágicas. Sí. Sé de uno que convirtió a una potencia negativa en un número dos en lo que se tarda en hacer una lista electoral.

Cuánto aprendemos de los políticos, ya ves. Pero no pienses que esto se acaba el día de las elecciones. No, qué va. Después de la cita con las urnas y el recuento, estos seguirán enseñándonos. Nos enseñarán, básicamente, su verdadera cara. Y es probable que entonces nosotros demos palmas con las orejas. Qué fenómena mi madre.

jueves, 16 de abril de 2015

CAMPAÑAS, PAN Y ABANICOS


Pues yo, qué quieres que te diga. Eso de que cada partido se gaste, así, aproximadamente y en números redondos, un millón de euros en convencernos de que le votemos, pues no lo acabo de entender. Que eso es lo que oficialmente el Gobierno les deja gastarse de media en la campaña electoral. Luego, ya, lo que se gasten de verdad es otro asunto. Siempre habrá algún picajoso que diga que se saltan el límite de gasto permitido. Un juez, por ejemplo.

Que digo yo que si, después de cuatro años viendo lo que hacen, lo que dejan de hacer, lo que dicen y lo que critican, aún se tienen que gastar una pasta gansa para que confiemos en ellos, pues algo no va bien ¿no?

O sea, que la cosa viene siendo que los candidatos nos dicen “yo soy el mejor para administrar tu dinero con cabeza y sin derroches y, para demostrártelo, me voy a gastar un millón de euros en convencerte. Precio de crisis”. Pues qué bien. No le veo yo el chiste.

Pero si aquí nos conocemos todos, hombre. A unos porque ya están, a otros porque estuvieron, a otros porque llevan toda la vida intentando estar y a otros porque lo intentan por primera vez pero se les ve venir de lejos. ¿Qué necesidad hay, digo yo, de tirar la casa por la ventana para montar mítines, videos, anuncios, panfletos y otras parafernalias?

Los mítines, por ejemplo. Pero si ya sabemos que solo van los fieles y un par de espías del partido rival para contarle a su jefe cómo estaba la plaza. “Abarrotá, jefe, las cosas como son”. “Ya, pero es que estos tienen una empresa buenísima que pone el escenario y las sillas de una forma que parece que son más”. Va a ser eso.

Y luego están los carteles electorales. Que a algunos candidatos les hacen tanto photoshop que parece que el que se presenta es su nieto. Que pongan ya directamente a Brad Pitt, pongo por caso, que unos cuantos votos arañaban seguro.

Claro que también pasan por caja las empresas y los gurús de la comunicación, la publicidad y el coaching, mira que está de moda el coaching ese. Que se llevan un pastizal por decirles a los candidatos “tú habla alto pero sin chillar; gesticula pero poco, no vayas a parecer un molinillo; no te rasques la nariz, que eso es que mientes; ni la oreja, que no sé qué significa, pero por si acaso; muéstrate seguro de ti mismo, pero no soberbio; no hables mucho, pero dilo todo; y mira a los ojos, sobre todo, mira a los ojos”. Y luego ya vemos lo que pasa en los mítines de marras: candidatos afónicos que no saben qué hacer con las manos, que se les nota que les pica todo, que se pierden hablando y les tienen que poner música para que corten y que se marean buscando como locos unos ojos a los que mirar en la multitud.

Y qué decir de la moda esta de invitarnos a todos a que participemos con nuestras ideas en los programas electorales. Estupendo. O sea, que tú le pagas un pastón a un gurú para que te enseñe a hablar sin rascarte y a mí me pides que te haga el programa gratis. Para que tú no la rasques, vaya. Que te ponen una dirección de e-mail o una página de Facebook para que les mandes sugerencias. Y tú puedes proponer, por ejemplo, que pongan farolas en tu calle. Y ellos ven tu idea y dicen “sí, hombre, con lo que me sobre de la campaña, no te fastidia”. Y así estamos.

Que para convencernos de que no tenemos para pan, ellos compran abanicos.

 

 

viernes, 10 de abril de 2015

CÓMO NO PERDERSE EN ESTAS ELECCIONES MUNICIPALES


Antes de nada, pido perdón a quien, llevado por el título de este post, haya entrado aquí buscando una guía o una fórmula mágica para aclararse en los comicios que están al caer. Tal vez debiera haber encerrado el titular entre dos signos de admiración. Sí, porque la cosa no va de descubrir la manera de no perderse en estas elecciones municipales, sino, de exclamar ¡cómo rayos no nos vamos a perder en estas elecciones municipales!

Empezando por el lío que han montado los de Podemos. Que, aunque poder, podían perfectamente presentar candidaturas a los ayuntamientos, pues no han querido. O eso han dicho. Porque, por lo que vamos viendo, en realidad sí quieren. Un poco. Por eso les han dicho a sus militantes que Podemos puede pero no quiere, pero que si ellos quieren, pues pueden. ¿Ves? Ya empezamos a marear. Y nunca mejor dicho, porque una de las formas que ha encontrado ese partido para presentarse a estas elecciones sin presentarse es a través de las “mareas”, entre otras candidaturas “de unidad popular”.

En Galicia, por ejemplo, las mareas son partidos… bueno, no, que dicen que no son partidos. Son… candidaturas…, no candidaturas al uso tampoco. Plataformas, ¡eso! ¡plataformas! Sí, pero no tradicionales, dicen, ¿eh? Bueno, pues son cosas en las que, entre otras marcas, hay gente del Bloque Nacionalista Galego (BNG), de Esquerda Unida (EU) y de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) que, a su vez, está formada por Anova –creada por unos que antes eran del BNG- y EU y a la que también se unieron Equo Galicia y Espazo Ecosocialista Galego. Anova, por cierto, anda en si presentarse sola o integrada en alguna marea o en otra candidatura de la unidad popular esa para estas municipales, según el sitio. Y EU también está, depende del municipio, en si apoya o no apoya a candidaturas próximas a Podemos, dentro de AGE, o fuera de AGE, o sea, con Anova o sin Anova, ni contigo ni sin ti, o liderando alguna marea. Mareando, vamos. Y luego están los de Compromiso por Galicia, que ya no me acuerdo ni de dónde vienen. Y que en algún sitio están pensando en crear una nueva marea y juntarse en ella con los de Anova de allí, que han abandonado la marea que ya había. ¿Nos vamos entendiendo? Pues ellos tampoco, me temo.

Pero ahí no acaba todo. Qué va. Porque después están esas otras formaciones –o lo que sea- próximas a Podemos que han ido saliendo. “Ganemos”, “Somos”, “Sí puede”, “Sí se puede”… qué nivel de disimulo. Vamos, que si tú quieres que tu próximo alcalde sea de Podemos pero sin que nadie se entere de que es de Podemos, pues variedad no te falta. No me extraña que se colapsara el registro de partidos del Ministerio del Interior. Y tan pronto Podemos dice que son Somos como que no, o se mete en una marea como se sale, y allí dicen que son los de “Sí puede” y allá que son los de “Sí se puede” y en otros sitios que no quieren saber nada ni de si somos o dejamos de ser o se desligan de los de pueden o de los de sí pueden. Y así… ¡así no se puede, hombre! Que yo no hago más que acordarme de aquella genial escena de “La vida de Brian”:

 “-¿sois del frente judaico popular?
– ¡vete a la mierda! ¿frente judaico popular? Somos del frente popular de judea! ¿frente judaico popular? ¡Disidentes!

– A los únicos que odiamos más aún que al pueblo romano es a los cabrones del frente del pueblo judaico ¡disidentes!
- y al frente popular del pueblo judaico ¡disidentes todos!

– y al frente popular de judea ¡disidentes!
-¿queeé?

– el frente popular de judea, ¡disidentes!

– el frente popular de judea somos nosotros
– eeeh, esto, creí que eramos de la Unión Popular

– Del frente popular”

Que ya lo estoy viendo: “¿Sois de Sí puede? -¡Vete a la mierda! ¿Sí Puede? ¡Somos de Sí se puede! -¡¿Somos?! ¡Nosotros no Somos! ¡Nosotros Podemos! –Pues podemos meternos en la marea. -¡¿La marea?! ¡Disidentes!

Es tal el lío que algunos partidos se han tenido que rebautizar nada más presentarse. Es lo que pasó en Vilagarcía de Arousa, donde “Gañemos Vilagarcía” se tuvo que cambiar el nombre por el de “Vilagarcía Pode” tres días después de su presentación en sociedad. Porque la marca “Ganemos” la tiene registrada un catalán en todos los idiomas del país y estos no querían líos. Y todo porque no pueden presentarse como Podemos, aunque lo son. Y por si eso no añade suficiente confusión, encima estos dijeron que se presentaban unidos con EU y ahora EU dice que de unirse, nanai.

Y luego están las situaciones curiosas, curiosas. Como lo de Martiño Noriega, que es alcalde de Teo –municipio limítrofe con la capital de Galicia-, que era del BNG y ahora es de Anova y se presenta como candidato a la alcaldía de Santiago por Compostela Aberta, otra plataforma de esas. O sea, que él dirige Teo pero lo que le interesa es Santiago. Que por las mañanas hace de alcalde en un sitio y por las tardes de candidato en otro. ¿Nos seguimos entendiendo? Pues eso.

Y los de UPyD a leches. Y los de Ciudadanos llamando a los ¡disidentes! de UPyD. Y los del PP metiéndose con los de Ciudadanos a ratos y a ratos diciendo que no estaría mal un pacto con ellos, qué malo es el miedo.

Cómo no perderse en estas elecciones municipales, decía al principio. Y yo qué sé, digo al final.