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miércoles, 21 de diciembre de 2016

FORCADELL, SÉ FUERTE


A mí esto del postureo y los teatrillos en la política me está produciendo un hartazgo que roza el repelús, en serio. Me resulta tan cansino como el victimismo independentista catalán, qué pereza, más que planchar. Y las dos cosas juntas ya ni te cuento. Que fue justo lo del pasado viernes con la declaración de la presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell, ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Teatrillo de los miembros del Gobierno de la Generalitat, alcaldes, diputados y ciudadanos de a pie arropando y endiosando a la presidenta imputada, en una manifestación que, en definitiva, venía a ser un “Forcadell, sé fuerte” pero con más bombo y platillo. Y hasta con eslóganes prestados del dictador Stalin –“ni un paso atrás”-. Caminando detrás de la palabra Democracia en grandes letras, apoyaban a una señora juzgada por haberse –presuntamente- pasado las leyes, los mandatos judiciales y la Constitución –o sea, la democracia- por el forro. Y todo por permitir la votación de una hoja de ruta hacia la declaración unilateral de independencia que, según declaró la propia Forcadell en el juzgado, no tiene efectos jurídicos ni es vinculante. O sea, que era puro postureo.

Qué manía tan aburrida esta de los independentistas de fabricar mártires de cartón piedra. Empezando por la madre de todos los mártires, que es, para ellos, la propia Cataluña. Da igual que los datos digan que el déficit fiscal de Cataluña es la mitad del de Madrid. O que Cataluña es la comunidad con un mayor incremento de la financiación en los Presupuestos Generales del Estado. O que el Estado invierte en obras públicas en esa comunidad un 20% más que la Generalitat. Da lo mismo; ellos siguen con su “España nos roba” y punto pelota. Que sea la comunidad en la que los políticos cobran los sueldos más altos o que su gobierno gaste en embajadas y referéndums lo que no tiene para hospitales o servicios sociales no cuenta.

Como también da igual que haya más catalanes en contra de la independencia que a favor, tal como indican los datos del propio Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, ellos a lo suyo. Y los que soplen en contra de lo suyo están atacando a la democracia, dicen. Todo por la patria.

Apoyados en ese victimismo de culebrón y esa prevalencia de lo identitario en que se basaron también ciertas doctrinas que espero no vengan al caso, se permiten decidir qué es democrático y que no y desafiar las normas de la propia democracia como el chulito de clase desafía al profesor. Lanzando el peligroso mensaje de que el cumplimiento de las leyes solo es obligado a conveniencia. Sería interesante ver si al ciudadano que se salte alguna de las leyes catalanas le montan también una fiesta.

Pues sí, Forcadell, sé fuerte. Al fin y al cabo, probablemente el tribunal te acabe absolviendo y no pase nada. O te condene y no pase nada. Total, tú y los tuyos ya tenéis previsto pasar de todo.