Desde
luego, los chicos estos de Pablo Iglesias ya no es que puedan, es que no se les
pone nada por delante, tú. Las últimas noticias de su número tres vienen a
demostrar que los de Podemos, por poder, pueden ser hasta más casta que la
casta esa que tienen siempre en la boca, qué tíos.
Parece
ser que el tal Monedero ingresó en un si es no es casi medio millón de euracos
a través de una empresa sin trabajadores ni jefes ni organización ni nada, qué
chollo, por unos supuestos trabajos realizados para países representativos del
modelo de democracia, libertad y bienestar social que los Podemos quieren
instaurar en España, como Venezuela, olé. Caja
de Resistencia se llama la empresa. Joé de resistencia; con eso resiste uno
sin currar hasta después de jubilarse. Eso se parece más, qué diría yo, a la
caja fuerte de un banquero.
Y,
claro, se ha liao parda. Porque lo de
esos dineros y la empresa en cuestión, pues no está nada claro. Y encima va el
Banco Central Europeo y, en medio de la polémica, dice que el Monedero –que se
tendría que llamar por lo menos billetero, digo yo, por las cantidades que
maneja - miente en su currículum, porque nunca trabajó para ese organismo como
él asegura. Hombre, Mone, eso ya es patético; que una cosa es rellenar con lo
clásico de “ha asistido a numerosos cursos” o “ha impartido mogollón de
conferencias” y otra colar que has trabajado en el BCE, toma ya.
Bueno,
pues lo mejor es la salida del calderilla este para afrontar el lío. Que dice
que todo eso sale ahora para tapar lo de Bárcenas, no te lo pierdas. Sí,
hombre, y lo de la amenaza yihadista, ya puestos, no te fastidia. No hay más
que echar un vistazo a los medios, todos pendientes de la salida de Bárcenas de
la cárcel, ya ves, ni que fuera la salida de la Esteban de Gran Hermano VIP.
Esta
misma tarde he estado viendo el programa ese de las tardes de la Sexta, el de
la presentadora que parece que está siempre enfadada, y le han dedicado un
tiempo larguísimo al tema. Que hay qué ver qué periodismo se hace hoy en día,
oye. Todo el programa eran imágenes de la cárcel, a ver si salía, alternadas
con imágenes de su casa, a ver si llegaba. Y así. Y, entre imagen e imagen,
comentarios de enjundia. Por ejemplo, a la presentadora lo que parecía
preocuparle más es si Bárcenas, una vez libre, volverá a coincidir con ella en
el gimnasio, qué profundidad. Porque ella lo veía muchas veces allí, en la
elíptica y, claro, es fundamental saber si lo va a volver a ver dándole a los pedales.
Lo mismo está pensando en entrevistarlo montado en la bici y chorreando sudor,
la veo capaz.
Y
también mostró gran interés, la presentadora, en saber qué le iban a preparar
para cenar en su primera noche en casa, que lo del análisis periodístico en
este programa no conoce límites. Hombre, sí, es un dato trascendental. Yo,
cuando alguien ha dicho que lentejas, me he quedado mucho más tranquila, la
verdad. No me preguntes por qué, pero me he quedado más tranquila. Lo que no ha
logrado saber la presentadora es si la cena iba a ser con velas. Que lo ha
preguntado, sí. Pero a ninguno de los contertulios ni al reportero que estaba
en la puerta de la vivienda se le había ocurrido averiguarlo, qué falta de
iniciativa, hasta un becario hubiera hecho de esa pregunta el centro de su
trabajo.
No
entiendo cómo Monedero puede pensar que lo de sus ingresos millonarios puede
eclipsar a informaciones de ese nivel. Vas a comparar tú que el número tres de
ese partido que va de pobre gane una pasta gansa de forma poco clara con que
Bárcenas cene lentejas la noche que sale de la cárcel. Aunque sea sin velas.