Podemos
ha fagocitado a Izquierda Unida con el objetivo de quitarle el puesto al PSOE y
quedar de segundos con aspiraciones. El PSOE promete que no pactará con el PP
porque lo que quiere es echarlo. El PP carga sin piedad contra Ciudadanos
porque intentó hacer presidente a Pedro Sánchez. Ciudadanos ataca al PP y le
exige que cambie a su candidato. Rajoy le aconseja al PSOE que no pacte con Podemos
porque lo devorará. Albert Rivera dice que Rajoy quiere la gran coalición con
el PSOE solo para tapar sus trapos sucios. Pedro Sánchez asegura que no será
presidente con los votos de Pablo Iglesias, pero vuelve a ofrecer un pacto a
Podemos y a Ciudadanos para dejar fuera al PP...
Y en
eso andan. Bueno, en eso y en si debate a cuatro, debate a dos, cara a cara,
cachete con cachete o pechito con pechito. Este es el panorama ante la cita que
tenemos dentro de menos de un mes para elegir a nuestros representantes de
entre esta gente. Estupendo, oye. Pero ¿qué hay de lo nuestro? De los que
votamos, digo. A saber: lo nuestro es si va a bajar el paro, se va a mejorar la
Educación, se van a reducir las listas de espera sanitarias, va a ser más fácil
acceder a una vivienda, va a haber menos pobreza, vamos a tener sueldos más
dignos y si, en definitiva, los famosos brotes verdes van a enraizar de una vez
en nuestros bolsillos. Es lo que tiene no ser candidatos electorales, que nos
preocupamos por tonterías. En cambio, ellos –ya lo vemos- tienen
responsabilidades mucho mayores, que empiezan y acaban en ellos mismos.
Y,
aunque falta un poco más, me temo que la cosa no va a ser muy distinta en las
elecciones gallegas. No hay más que ver el ofrecimiento que ha hecho En Marea a
PSOE y BNG de un frente común para ¿unir esfuerzos, conciliar ideologías y
mejorar las cosas? No; un frente común para echar al PP, esa gran meta. Que eso
ya lo hicieron socialistas y nacionalistas en 2005 y lo suyo fue bipartirse la
cara y zancadillearse mutuamente durante cuatro años escasos hasta que los echaron
a ellos. Y lo mismo ocurrió hace un año en algunos ayuntamientos con las mareas
apoyadas por el PSOE o por el BNG y ya vemos lo que pasa: suspenso general.
Que
quienes nos piden el voto lo hagan con el único objetivo de emular al Iznogud
de Goscinny, que quería “ser califa en lugar del califa”, es bastante
deprimente. Pero es lo que hay. A la vista de lo que se lee, ve y escucha, da
la sensación de que a estos políticos lo nuestro les importa más bien poco.
Están demasiado ocupados en preguntarse qué hay de lo suyo.
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