Oye,
esto del Facebook es todo un pozo de sabiduría ¿eh? Yo entro todos los días y
he comprobado que me brinda grandes enseñanzas, además de interesantes
descubrimientos. He descubierto, por ejemplo, que la gente está bastante
aburrida. Sí. ¿Por qué, si no, iba a haber tantas personas que desde bien
temprano desean los buenos días en la red como si cada mañana fuera especial?
Buenos días, amigos. Buenos días a todos. Buenos días con flores. Buenos días
con perritos. Buenos días con gatitos… Y, normalmente, esos mismos te desean
las buenas noches al final del día. ¡Con fotos y dibujos distintos! Que hay que
ver lo que se entretiene el personal en buscar ilustraciones; si utilizáramos
el mismo tiempo en ilustrarnos, mejor nos iría.
Pero,
como decía, lo mejor es la sabiduría que emana de ese pozo que es Facebook.
Mira, si no, la de filosofía que te encuentras un minuto sí y otro también
entre videos de perros, selfies, chistes, videos de perros, fotos de la
familia, imágenes de paisajes preciosos, vídeos de perros, fotos de lugares
paradisíacos, famosas con photoshop, vídeos de perros, noticias, inventos
curiosos y vídeos de perros:
“Hasta
la mejor persona se cansa de mover montañas por quien no mueve por ella ni una
sola piedra”. Vamos a ver una cosa; pero… ¿quién rayos tiene que mover montañas
por alguien? Es que yo puedo hacer muchas cosas por según quién, pero mover
montañas me parece un exceso. Pues mira tú que después me encuentro este otro
consejo feisbukero: “Transporta un puñado de tierra todos los días y construirás
una montaña”. Y dale. ¡Qué manía con las montañas! ¿Pero para qué la vas a
construir? ¿eh? ¿Para luego tener que moverla por alguien que no movería por ti
ni una piedra? ¡Anda ya!
Luego las hay más simpáticas. Por ejemplo: “Si
te dice que ya no hay magia en la relación es porque ya le están haciendo
trucos con otra varita”. Je, je. Que profundo. Vamos, que lo que quiere es que
desaparezcas. Que el conejo está en otra chistera, vaya. Uy, esto empieza a
degenerar. Mejor pasamos a otra sentencia filosófica: “El encuentro entre dos
personas es como el contacto entre dos sustancias químicas: si se produce una
reacción, las dos se transforman”. Hasta que llega el de la otra varita y la
transformación se desmadra, añadiría yo.
Hay,
incluso, algunas ideas de esas que yo diría que rayan la irresponsabilidad. Leo
hoy, sin ir más lejos: “Cuando veas a un hombre
bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, reflexiona”. ¿Cómo
reflexiona? O sea, ¿que tú ves a un delincuente y lo que haces es pararte y
reflexionar, uy qué chorizo es ese tío? Vamos, hombre. Si ves un hombre malo ¡corre!
Huye de él tan lejos como puedas, no vaya a ser que se lo pongas tan fácil que
la reflexión acabe como el rosario de la aurora. Qué cosas.
Aunque a mí los que más me gustan son los consejos solemnes que
mucha gente se empeña en darte. “Persiste, si todo fuera
fácil, cualquiera lo lograría”, colgaba alguien esta mañana. Bueno, pues
estupendo ¿no? ¿Cuál es el problema? Mejor que sea fácil y cualquiera lo logre.
¡Así puede mover otro la montaña, leñe! “No mires atrás; la meta te espera”,
decía otro. Pero, vamos a ver, ¿cuál es la meta? ¿Hasta dónde se supone que hay
que llevar la montaña? Y, además, ¿cómo no voy a mirar atrás? ¡Tendré que
comprobar si el hombre malo me persigue! Vamos, digo yo.
Otros
de esos consejos para guiar tu vida a golpe de click son de una ética dudosa.
Veamos: “No es necesario mostrar bellezas a los ciegos. Ni decir verdades a los
sordos. Basta no mentir al que te escucha”. A ver, ¿está diciendo que a los
sordos se les puede mentir y no pasa nada porque son sordos? Hombre, qué
fuerte. Que no oigan no quiere decir que no se comuniquen ¿eh? Así que si, por
ejemplo, se ha acabado la magia, yo creo que habrá que decirle que la varita la
tiene otro ¿no? O que te has cansado de mover montañas por él. Se lo dices y
todos tan amigos, que ya se sabe que “lo más triste de la traición es que nunca
proviene de tus enemigos”, qué le vamos a hacer. Además, “nadie es lo
suficientemente importante para amargar tu vida”, qué va. Y hay que tener siempre
en cuenta esta otra cita asidua del Facebook: “a mí me gusta que me digan la verdad;
ya yo veré si duele o no”. Pues, claro, ya él lo verá. ¡Que es sordo, pero no
ciego!
En fin, creo que ha llegado el momento de aplicar uno de esos
consejos y despedirme por hoy. Porque “es mejor retirarse y dejar un
bonito recuerdo que insistir y convertirse en una verdadera molestia”.
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