viernes, 29 de agosto de 2014

FILOSOFÍA DE FACEBOOK


Oye, esto del Facebook es todo un pozo de sabiduría ¿eh? Yo entro todos los días y he comprobado que me brinda grandes enseñanzas, además de interesantes descubrimientos. He descubierto, por ejemplo, que la gente está bastante aburrida. Sí. ¿Por qué, si no, iba a haber tantas personas que desde bien temprano desean los buenos días en la red como si cada mañana fuera especial? Buenos días, amigos. Buenos días a todos. Buenos días con flores. Buenos días con perritos. Buenos días con gatitos… Y, normalmente, esos mismos te desean las buenas noches al final del día. ¡Con fotos y dibujos distintos! Que hay que ver lo que se entretiene el personal en buscar ilustraciones; si utilizáramos el mismo tiempo en ilustrarnos, mejor nos iría.

Pero, como decía, lo mejor es la sabiduría que emana de ese pozo que es Facebook. Mira, si no, la de filosofía que te encuentras un minuto sí y otro también entre videos de perros, selfies, chistes, videos de perros, fotos de la familia, imágenes de paisajes preciosos, vídeos de perros, fotos de lugares paradisíacos, famosas con photoshop, vídeos de perros, noticias, inventos curiosos y vídeos de perros:

“Hasta la mejor persona se cansa de mover montañas por quien no mueve por ella ni una sola piedra”. Vamos a ver una cosa; pero… ¿quién rayos tiene que mover montañas por alguien? Es que yo puedo hacer muchas cosas por según quién, pero mover montañas me parece un exceso. Pues mira tú que después me encuentro este otro consejo feisbukero: “Transporta un puñado de tierra todos los días y construirás una montaña”. Y dale. ¡Qué manía con las montañas! ¿Pero para qué la vas a construir? ¿eh? ¿Para luego tener que moverla por alguien que no movería por ti ni una piedra?  ¡Anda ya!

Luego las hay más simpáticas. Por ejemplo: “Si te dice que ya no hay magia en la relación es porque ya le están haciendo trucos con otra varita”. Je, je. Que profundo. Vamos, que lo que quiere es que desaparezcas. Que el conejo está en otra chistera, vaya. Uy, esto empieza a degenerar. Mejor pasamos a otra sentencia filosófica: “El encuentro entre dos personas es como el contacto entre dos sustancias químicas: si se produce una reacción, las dos se transforman”. Hasta que llega el de la otra varita y la transformación se desmadra, añadiría yo.

Hay, incluso, algunas ideas de esas que yo diría que rayan la irresponsabilidad. Leo hoy, sin ir más lejos: “Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, reflexiona”. ¿Cómo reflexiona? O sea, ¿que tú ves a un delincuente y lo que haces es pararte y reflexionar, uy qué chorizo es ese tío? Vamos, hombre. Si ves un hombre malo ¡corre! Huye de él tan lejos como puedas, no vaya a ser que se lo pongas tan fácil que la reflexión acabe como el rosario de la aurora. Qué cosas.

Aunque a mí los que más me gustan son los consejos solemnes que mucha gente se empeña en darte. “Persiste, si todo fuera fácil, cualquiera lo lograría”, colgaba alguien esta mañana. Bueno, pues estupendo ¿no? ¿Cuál es el problema? Mejor que sea fácil y cualquiera lo logre. ¡Así puede mover otro la montaña, leñe! “No mires atrás; la meta te espera”, decía otro. Pero, vamos a ver, ¿cuál es la meta? ¿Hasta dónde se supone que hay que llevar la montaña? Y, además, ¿cómo no voy a mirar atrás? ¡Tendré que comprobar si el hombre malo me persigue! Vamos, digo yo.

Otros de esos consejos para guiar tu vida a golpe de click son de una ética dudosa. Veamos: “No es necesario mostrar bellezas a los ciegos. Ni decir verdades a los sordos. Basta no mentir al que te escucha”. A ver, ¿está diciendo que a los sordos se les puede mentir y no pasa nada porque son sordos? Hombre, qué fuerte. Que no oigan no quiere decir que no se comuniquen ¿eh? Así que si, por ejemplo, se ha acabado la magia, yo creo que habrá que decirle que la varita la tiene otro ¿no? O que te has cansado de mover montañas por él. Se lo dices y todos tan amigos, que ya se sabe que “lo más triste de la traición es que nunca proviene de tus enemigos”, qué le vamos a hacer. Además, “nadie es lo suficientemente importante para amargar tu vida”, qué va. Y hay que tener siempre en cuenta esta otra cita asidua del Facebook: “a mí me gusta que me digan la verdad; ya yo veré si duele o no”. Pues, claro, ya él lo verá. ¡Que es sordo, pero no ciego!

En fin, creo que ha llegado el momento de aplicar uno de esos consejos y despedirme por hoy. Porque “es mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo que insistir y convertirse en una verdadera molestia”.

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