Joé, y luego dicen que son los gallegos
los que nunca se sabe si suben o si bajan. Pues, anda, que Artur Mas… Este
hombre tan pronto está abajo como se viene arriba de golpe, se da la vuelta,
va, viene y nunca acaba de saber uno dónde está. Igual es que él tampoco lo
sabe.
El President se lanzó a la aventura
de la independencia subido en lo alto de la escalera, embriagado por los gritos
de independencia de aquella Diada del 2012. Y, así, borracho de éxito, convocó
unas elecciones que le dieron una resaca muy dura: un batacazo de doce peldaños
como doce escaños. Y, a partir de ahí, el sube y baja ha sido continuo.
Un bailoteo en el que lo mismo se
muestra decidido a lograr la independencia como sea que te sale con que de qué
serviría una Catalunya independiente si no la reconoce nadie o asegura que la
independencia serviría para que en Catalunya hubiera menos recortes. Igual dice
que convocará un referéndum sí o sí como matiza que en vez de referéndum
consulta, advierte que la hará pero que tiene que ser legal o amenaza con que,
en fin, que si el Constitucional dice que no es legal lo mismo le desobedece.
Que si las preguntas de la consulta
serán estas; que si, bueno, que igual las puedo cambiar; que si la ley no me
permite hacer el referéndum me hago yo una ley que sí me lo permita; que ahora
saco la campaña institucional para la consulta me digan lo que me digan; que
ahora cambio la campaña por lo que me han dicho; que si no puedo hacer la
consulta, hago unas elecciones; que no, que elecciones no, que habrá consulta
el 9 de noviembre; que al final no va a haber consulta…
Y, en el último episodio –a día de
hoy- de este despropósito, nos viene con que no habrá consulta pero habrá un “proceso
de participación”, que no se basará en el decreto que aprobaron a medida –qué desperdicio
jurídico; del económico mejor ni hablamos- que no servirá de nada porque no es
vinculante y que la consulta definitiva se hará a través de unas elecciones
plebiscitarias. Hombre, Arturo, ya está bien, qué mareo. Que después de esto,
ya no sabe uno ni lo que querías preguntar en la consulta sí, consulta no de
marras.
La verdad es que Mas se está
descubriendo como uno de esos gallegos de los tópicos. Empezando por el hecho
de que, como toda respuesta a las graves cuestiones que tiene Catalunya
pendientes, él ofrece una pregunta. O sea, ¿qué va a hacer usted para arreglar
los problemas de esta tierra? Respuesta: ¿quiere usted que Catalunya sea un
Estado? Y después viene lo de la indecisión, lo del sube y baja de la escalera.
No me sorprendería que acabara
cambiando el texto de la consulta –o lo que sea- con una papeleta tipo:
-¿Quiere usted que Catalunya sea un
Estado?
□
Asegún
□
Adepende
□
¿Y
usted?
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