martes, 14 de octubre de 2014

ARTUR MAS, UN GALLEGO DE TÓPICO


Joé, y luego dicen que son los gallegos los que nunca se sabe si suben o si bajan. Pues, anda, que Artur Mas… Este hombre tan pronto está abajo como se viene arriba de golpe, se da la vuelta, va, viene y nunca acaba de saber uno dónde está. Igual es que él tampoco lo sabe.
El President se lanzó a la aventura de la independencia subido en lo alto de la escalera, embriagado por los gritos de independencia de aquella Diada del 2012. Y, así, borracho de éxito, convocó unas elecciones que le dieron una resaca muy dura: un batacazo de doce peldaños como doce escaños. Y, a partir de ahí, el sube y baja ha sido continuo.

Un bailoteo en el que lo mismo se muestra decidido a lograr la independencia como sea que te sale con que de qué serviría una Catalunya independiente si no la reconoce nadie o asegura que la independencia serviría para que en Catalunya hubiera menos recortes. Igual dice que convocará un referéndum sí o sí como matiza que en vez de referéndum consulta, advierte que la hará pero que tiene que ser legal o amenaza con que, en fin, que si el Constitucional dice que no es legal lo mismo le desobedece.
Que si las preguntas de la consulta serán estas; que si, bueno, que igual las puedo cambiar; que si la ley no me permite hacer el referéndum me hago yo una ley que sí me lo permita; que ahora saco la campaña institucional para la consulta me digan lo que me digan; que ahora cambio la campaña por lo que me han dicho; que si no puedo hacer la consulta, hago unas elecciones; que no, que elecciones no, que habrá consulta el 9 de noviembre; que al final no va a haber consulta…

Y, en el último episodio –a día de hoy- de este despropósito, nos viene con que no habrá consulta pero habrá un “proceso de participación”, que no se basará en el decreto que aprobaron a medida –qué desperdicio jurídico; del económico mejor ni hablamos- que no servirá de nada porque no es vinculante y que la consulta definitiva se hará a través de unas elecciones plebiscitarias. Hombre, Arturo, ya está bien, qué mareo. Que después de esto, ya no sabe uno ni lo que querías preguntar en la consulta sí, consulta no de marras.

La verdad es que Mas se está descubriendo como uno de esos gallegos de los tópicos. Empezando por el hecho de que, como toda respuesta a las graves cuestiones que tiene Catalunya pendientes, él ofrece una pregunta. O sea, ¿qué va a hacer usted para arreglar los problemas de esta tierra? Respuesta: ¿quiere usted que Catalunya sea un Estado? Y después viene lo de la indecisión, lo del sube y baja de la escalera.

No me sorprendería que acabara cambiando el texto de la consulta –o lo que sea- con una papeleta tipo:
-¿Quiere usted que Catalunya sea un Estado?

   Asegún

   Adepende

   ¿Y usted?

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