Vuelve
una del plácido paréntesis de las Navidades, con la esperanza puesta en el
nuevo año, y se desayuna el 2015 con el espantoso asesinato de doce personas en
el semanario francés Charlie Hebdo a
manos de unos locos fanáticos. Y, aún no repuesta del impacto de tal atrocidad,
le viene a revolver el almuerzo ese espécimen de la fauna pijo-progre de
nuestro país, ese fan del socialismo cubano que se llama Guillermo y se hace
llamar Willy como si quisiera parecerse a un capitalista yanqui.
Tras
el absurdo atentado de París, Willy Toledo, ese tipo absurdo que vive del cine
y de montar numeritos como quien vive del cuento, abre su boca twitera y vomita
una justificación para el crimen. Que qué esperábamos, ha dicho. Que con la de
gente que mata Occidente todos los días, normal que los yihadistas respondan a
golpe de kalashnikov, ha venido a decir.
Pues
yo digo que, al margen de su obsesión por dar la nota y de su afición a la
demagogia barata, Willy dice lo que dice por una razón fundamental: porque
puede. Los asesinados de Charlie, en
cambio, ya no. Él se ampara en la misma libertad de expresión que a los
periodistas franceses les han quitado a tiros. A los de Charlie los han matado para callarlos en un crimen que a Willy, que
es de los que no se calla ni muerto, le parece lógico. Los de Charlie llevaban años publicando sus trabajos
sabiéndose amenazados por individuos que no se andan con tonterías. A Willy no
le cuesta ningún trabajo decir tonterías sabiendo que su única amenaza son unas
cuantas críticas en las redes sociales.
Porque
puede. Por eso habla Willy. Por lo mismo que vive en Cuba. Porque en Cuba, con
dinero, se puede vivir. Incluso presumir de que vive sin él. Y venir de visita
para apoyar a presos terroristas mientras los encarcelados políticos del
régimen cubano parecen traérsela muy floja.
Ya,
ya sé que no se puede esperar nada de alguien que dice que en Europa y en la
España que tan bien le ha dado de comer se destruyen derechos y que por eso se
va a ¡Cuba!, tócate los pies. Que lo mejor es ignorarlo, sí. Pero es que me
repatean los tipos que, por no bajarse del “candelabro”, molestan hasta cuando
están lejos.
En
estos días en que la libertad de expresión está en boca de todos, indigna el
uso penoso que Willy hace de ella mientras el mundo llora por Charlie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario