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jueves, 16 de abril de 2015

CAMPAÑAS, PAN Y ABANICOS


Pues yo, qué quieres que te diga. Eso de que cada partido se gaste, así, aproximadamente y en números redondos, un millón de euros en convencernos de que le votemos, pues no lo acabo de entender. Que eso es lo que oficialmente el Gobierno les deja gastarse de media en la campaña electoral. Luego, ya, lo que se gasten de verdad es otro asunto. Siempre habrá algún picajoso que diga que se saltan el límite de gasto permitido. Un juez, por ejemplo.

Que digo yo que si, después de cuatro años viendo lo que hacen, lo que dejan de hacer, lo que dicen y lo que critican, aún se tienen que gastar una pasta gansa para que confiemos en ellos, pues algo no va bien ¿no?

O sea, que la cosa viene siendo que los candidatos nos dicen “yo soy el mejor para administrar tu dinero con cabeza y sin derroches y, para demostrártelo, me voy a gastar un millón de euros en convencerte. Precio de crisis”. Pues qué bien. No le veo yo el chiste.

Pero si aquí nos conocemos todos, hombre. A unos porque ya están, a otros porque estuvieron, a otros porque llevan toda la vida intentando estar y a otros porque lo intentan por primera vez pero se les ve venir de lejos. ¿Qué necesidad hay, digo yo, de tirar la casa por la ventana para montar mítines, videos, anuncios, panfletos y otras parafernalias?

Los mítines, por ejemplo. Pero si ya sabemos que solo van los fieles y un par de espías del partido rival para contarle a su jefe cómo estaba la plaza. “Abarrotá, jefe, las cosas como son”. “Ya, pero es que estos tienen una empresa buenísima que pone el escenario y las sillas de una forma que parece que son más”. Va a ser eso.

Y luego están los carteles electorales. Que a algunos candidatos les hacen tanto photoshop que parece que el que se presenta es su nieto. Que pongan ya directamente a Brad Pitt, pongo por caso, que unos cuantos votos arañaban seguro.

Claro que también pasan por caja las empresas y los gurús de la comunicación, la publicidad y el coaching, mira que está de moda el coaching ese. Que se llevan un pastizal por decirles a los candidatos “tú habla alto pero sin chillar; gesticula pero poco, no vayas a parecer un molinillo; no te rasques la nariz, que eso es que mientes; ni la oreja, que no sé qué significa, pero por si acaso; muéstrate seguro de ti mismo, pero no soberbio; no hables mucho, pero dilo todo; y mira a los ojos, sobre todo, mira a los ojos”. Y luego ya vemos lo que pasa en los mítines de marras: candidatos afónicos que no saben qué hacer con las manos, que se les nota que les pica todo, que se pierden hablando y les tienen que poner música para que corten y que se marean buscando como locos unos ojos a los que mirar en la multitud.

Y qué decir de la moda esta de invitarnos a todos a que participemos con nuestras ideas en los programas electorales. Estupendo. O sea, que tú le pagas un pastón a un gurú para que te enseñe a hablar sin rascarte y a mí me pides que te haga el programa gratis. Para que tú no la rasques, vaya. Que te ponen una dirección de e-mail o una página de Facebook para que les mandes sugerencias. Y tú puedes proponer, por ejemplo, que pongan farolas en tu calle. Y ellos ven tu idea y dicen “sí, hombre, con lo que me sobre de la campaña, no te fastidia”. Y así estamos.

Que para convencernos de que no tenemos para pan, ellos compran abanicos.

 

 

4 comentarios:

  1. Olgaaaaaaaaaaaaaa Soy Sue.
    Me he hecho un blog yo también. Mira, quiero seguirte pero no encuentro donde hacerlo. ¿Te importa si te pongo en mi blog como lista de los blogs que sigo?
    Un besico, guapa.

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  2. Hola, Sue!!! Por supuesto que puedes incluir mi blog en tu lista de los que sigues. No solo no me importa, sino que te lo agradezco. Por favor, dime la dirección de tu blog para seguirlo. Un beso!

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  3. Perdona el retraso, Olga.
    Espera, voy a mirar la dire de mi blog y te la copio aquí.
    Un besico.

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  4. Ya estoy!!!
    http://loquesueescribe.blogspot.com.es/
    Ahora mismo te pongo en mi blog.
    Mua.

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