Emburciadas

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jueves, 8 de enero de 2015

CHARLIE Y WILLY


Vuelve una del plácido paréntesis de las Navidades, con la esperanza puesta en el nuevo año, y se desayuna el 2015 con el espantoso asesinato de doce personas en el semanario francés Charlie Hebdo a manos de unos locos fanáticos. Y, aún no repuesta del impacto de tal atrocidad, le viene a revolver el almuerzo ese espécimen de la fauna pijo-progre de nuestro país, ese fan del socialismo cubano que se llama Guillermo y se hace llamar Willy como si quisiera parecerse a un capitalista yanqui.

Tras el absurdo atentado de París, Willy Toledo, ese tipo absurdo que vive del cine y de montar numeritos como quien vive del cuento, abre su boca twitera y vomita una justificación para el crimen. Que qué esperábamos, ha dicho. Que con la de gente que mata Occidente todos los días, normal que los yihadistas respondan a golpe de kalashnikov, ha venido a decir.

Pues yo digo que, al margen de su obsesión por dar la nota y de su afición a la demagogia barata, Willy dice lo que dice por una razón fundamental: porque puede. Los asesinados de Charlie, en cambio, ya no. Él se ampara en la misma libertad de expresión que a los periodistas franceses les han quitado a tiros. A los de Charlie los han matado para callarlos en un crimen que a Willy, que es de los que no se calla ni muerto, le parece lógico. Los de Charlie llevaban años publicando sus trabajos sabiéndose amenazados por individuos que no se andan con tonterías. A Willy no le cuesta ningún trabajo decir tonterías sabiendo que su única amenaza son unas cuantas críticas en las redes sociales.

Porque puede. Por eso habla Willy. Por lo mismo que vive en Cuba. Porque en Cuba, con dinero, se puede vivir. Incluso presumir de que vive sin él. Y venir de visita para apoyar a presos terroristas mientras los encarcelados políticos del régimen cubano parecen traérsela muy floja.

Ya, ya sé que no se puede esperar nada de alguien que dice que en Europa y en la España que tan bien le ha dado de comer se destruyen derechos y que por eso se va a ¡Cuba!, tócate los pies. Que lo mejor es ignorarlo, sí. Pero es que me repatean los tipos que, por no bajarse del “candelabro”, molestan hasta cuando están lejos.

En estos días en que la libertad de expresión está en boca de todos, indigna el uso penoso que Willy hace de ella mientras el mundo llora por Charlie.

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